Nadie puede dudar de la belleza de un campo de arroz en el sudeste asiático y es en Bali donde esta realidad alcanza una máxima. Las terrazas de cultivo en distintas alturas y el distinto tiempo de cosecha y crecimiento provoca junto la tremenda luz de la isla una espectacular paleta de tonos cálidos dentro de la gama del verde. Y es desde la distancia de sus colinas donde admirar estas estampas.
Irrenunciables al Norte de la ciudad de Ubud las terrazas de Tegallalang y especialmente los campos de Jatiluwih, cercanos a las montañas centrales y patrimonio de la Humanidad, curioso galardón para un arrozal que nos invita a hacernos una idea de su espectacularidad.
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