En tanto que la vecina capital aglutina vuelos de bajo coste, no hay que olvidar reservar al menos un día para, en un agradable paseo en tren de una hora, acercarse a las bonitas calles de Brujas. Pequeño centro histórico con dos plazas conservadas a la perfección, no en vano escapo intacta de las dos grandes guerras. La circunda el río con canales que invaden la ciudad y la hacen más atractiva todavía. No olvides probar el conejo que cocinan con cerveza, no podía ser de otra manera, y si lo acompañas de sus excelentes patatas fritas, todo un lujo.
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